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Nacho Luna escuchó, dialogó y construyó junto al pueblo

Una jornada distinta se vivió en el Salón Ejidal de la Colonia Cuauhtémoc, donde Nacho Luna, presidente municipal electo de Coatepec, encabezó una nueva asamblea del pueblo junto a vecinos de Cinco Palos, Consolapa, Colonia Benito Juárez, Chopantla, Mariano Escobedo, La Pitaya, Plan de la Cruz y comunidades cercanas, para definir juntos el rumbo del Plan Municipal de Desarrollo.

Durante el encuentro, Luna recogió el sentir ciudadano con una actitud abierta y comprometida. No hubo discursos largos ni distancia con la gente: hubo miradas francas, manos estrechadas y notas tomadas con intención real de cumplir. “Un buen gobierno se construye escuchando”, expresó ante los asistentes, reafirmando su estilo de trabajo basado en la cercanía, la palabra y la acción.

Los pobladores expusieron con claridad las necesidades más apremiantes: el mejoramiento de caminos rurales, el abasto constante de agua potable y su tratamiento, el drenaje sanitario y la ampliación de la red eléctrica, entre ellas. 

Ante cada solicitud, Nacho Luna respondió con firmeza y empatía: “Cada comunidad tiene su voz, y todas serán escuchadas. No venimos a prometer, venimos a resolver junto con ustedes.” La gente correspondió con aplausos y gratitud, reconociendo en él a un líder honesto, sensible y dispuesto a trabajar codo a codo con su pueblo.

En su mensaje, el presidente electo destacó que los proyectos del nuevo gobierno nacerán del pueblo, subrayando que la fuerza de Coatepec está en su gente. “Cuando el ciudadano participa, el gobierno avanza; cuando el gobierno escucha, el pueblo confía”, dijo, provocando asentimientos y expresiones de respaldo. Su discurso no apeló a la emoción pasajera, sino a la voluntad colectiva de construir un municipio más justo y funcional.

Al concluir la asamblea, Nacho Luna no se retiró de inmediato. Permaneció en el lugar para atender personalmente a las y los vecinos, escuchar casos particulares y orientar soluciones junto a su equipo de colaboradores. Su cercanía, su disposición para quedarse más allá del protocolo y su tono sereno al dialogar con cada persona reforzaron una idea compartida por todos los presentes: la de un liderazgo que cumple, escucha y no se esconde tras el cargo.

La jornada cerró con un ambiente de unidad y confianza renovada. En Cuauhtémoc, Nacho Luna no sólo reunió a las comunidades: sembró el sentido de pertenencia y corresponsabilidad que define a los pueblos cuando saben que su voz sí tiene eco.

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