La situación de muchas familias en México y Veracruz no solamente es problemática, sino negativa pues hay leyes y políticas públicas que desconocen los derechos inviolables de la familia y de la misma persona humana, señala la Arquidiócesis de Xalapa.
En muchos sectores la sociedad en vez de ponerse al servicio de la familia la ataca con violencia en sus valores y en sus exigencias fundamentales, fustiga en su posicionamiento.
Mientras que desde las políticas públicas del País no se respete la institución natural de la familia, el tejido social de México y Veracruz tendrá un deterioro más grande que será abono para la violencia y la inseguridad, advierte.
De este modo la familia, que, según los planes de Dios, representa la célula básica de la sociedad, sujeto de derechos y deberes antes que el Estado y cualquier otra comodidad, es víctima de la sociedad, de los retrasos y lentitudes de sus intervenciones y más aún de sus injusticias notorias subraya.
Ya no se defiende ni promueve la familia como institución natural, sino que se proponen modelos de convivencia familiar como caminos válidos para los jóvenes, puntualiza.
Este tipo de propuestas en vez de ser signo de mejora social es una herida que aumenta la descomposición del tejido social, señala.
La tarea central de la iglesia consiste en proclamar palabras de vida eterna, anunciar el reino de Dios, la buena nueva de la familia y la comunión plena con Dios, pero este anuncio no es completo y auténtico si no está apoyado en un compromiso auténtico y sincero con las circunstancias de pobreza, marginación, violencia e inseguridad que piden instauración de la justicia, de la paz, del progreso auténtico de los pueblos y de la promoción de la dignidad humana, detalla.
Uno de los pasos y de las causas fundamentales para acabar con la violencia consiste en que todos cuidemos de la institución natural de la familia y no atacarla ni denigrarla, exhorta finalmente la Iglesia católica.
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